Por Silvia Pereira-Smith, MD, FAAP
La salud mental es salud. Llevamos un registro del crecimiento físico y de los logros de nuestro hijo, como aprender a caminar o a hablar. Y estamos atentos a su salud mental y a cómo se siente.
Hablar acerca de la salud mental puede requerir práctica. Cuánto más lo hacemos, más fácil resulta. Es útil comenzar a tener
estas conversaciones cuando su hijo es pequeño. Puede aprender a una edad temprana que este es un tema importante, y que puede hablarlo con usted y contar con su apoyo.
Hablar con su hijo sobre salud mental cuando todo está bien es tan importante como hacerlo cuando surgen inquietudes.
Incluir el tema de la salud mental en las conversaciones familiares hace que sea más fácil hablar sobre esto en cualquier momento, incluso cuando su hijo
se siente estresado o surge
alguna preocupación relacionada. Con el tiempo, usted estará ayudando a su hijo a desarrollar resiliencia al fomentar el uso de
habilidades de afrontamiento mentales y emocionales que sean saludables.
Siga leyendo para obtener consejos sobre cómo incorporar las conversaciones sobre salud mental en su rutina familiar.
1. Establezca un tono positivo
Los padres y los cuidadores son los primeros maestros de un niño, y los más importantes. Incluso antes de poder hablar, los niños pueden interpretar las emociones de otras personas y seguir el ejemplo de los adultos de su entorno. Hay algunos puntos que se deben tener en cuenta para garantizar que su hijo se sienta
seguro y protegido desde temprana edad cuando hable de su salud mental.
Voz: hable de salud mental con calma y objetividad. No se apure para llenar el silencio. A veces una pausa en la conversación puede ayudarlos a usted y a su hijo a encontrar las palabras más adecuadas para lo que intentan decir.
Expresiones faciales: preste atención al contacto visual y a las reacciones faciales que tiene en respuesta a lo que su hijo está diciendo. Una sonrisa dulce y un contacto visual amable pueden transmitir una sensación de seguridad.
Lenguaje corporal: tenga en cuenta cómo usted reacciona físicamente a la conversación. Siéntese al nivel de su hijo para evitar un desequilibrio de poder. Esto puede ayudar a que su hijo tome el control de la conversación. Inclinarse un poco hacia adelante le demuestra a su hijo que usted está interesado en lo que él está diciendo.
2. Dé el ejemplo con su comportamiento
Colabore en el aprendizaje de su hijo mostrándole cómo usted gestiona sus propios sentimientos. Hablar de sus sentimientos puede enseñar a los niños a hablar de los propios. Por ejemplo:
Preste atención a los ejemplos que usa para hablar de sus sentimientos. Evite compartir demasiada información con su hijo, ya que podría generarle confusión o preocupación.
¿Ansiedad por la escuela y los estudios? No estás solo. ¡Hablar del tema ayuda!
Por Annie E.
Durante mi tercer año de secundaria fui a rendir un examen y tuve un ataque de pánico. Había pasado meses preparándome para ese examen y me sentía bastante confiada. Sin embargo, cuando abrí el cuadernillo del examen y miré las primeras preguntas, mi mente quedó en blanco. Comencé a aterrorizarme. Me temblaban las manos, el corazón me latía tan fuerte que me dolía el pecho. ¿Estaba teniendo un ataque cardíaco? Intenté respirar profundamente para calmarme. Sentía que no me llegaba el aire a los pulmones. Después de un rato, pude seguir con el examen, pero la sensación de opresión en el pecho y el temblor duraron varias horas.
Como muchos adolescentes, tengo problemas de ansiedad. Cuando pienso en el futuro, mi entusiasmo se ve empañado por infinidad de preocupaciones. ¿Y si no consigo entrar en la universidad? ¿Y si no me saco buenas notas? ¿Y si no logro alcanzar las metas que me propuse y decepciono a todos? Me presiono mucho para tener un buen desempeño en la escuela. Este examen no fue la excepción. No solo
quería hacerlo bien, sentía que
tenía que hacerlo bien. Una parte de mí sabía que el resultado de un examen no decidiría todo mi futuro. Pero en ese momento, la ansiedad se apoderó de mí.
Mi experiencia con el ataque de pánico me llevó a participar en el club de defensa de la salud mental de mi escuela. Al hablar sobre salud mental con otros estudiantes, me di cuenta de que no estaba sola. También hablé con profesionales de salud mental en la escuela. Me ayudaron a aprender a utilizar la atención plena, a hacer ejercicios de respiración y a hacer pausas cuando noto que mis pensamientos se dirigen hacia sentimientos de ansiedad. Incluso obtuve la certificación en Primeros Auxilios en Salud Mental para Adolescentes. De esa forma, puedo ayudar a otras personas cuando tienen un problema de salud mental como un ataque de pánico.
Muchos adolescentes se sienten inseguros sobre el futuro y eso puede causarles mucha ansiedad. Si alguna vez sientes ansiedad o tienes un ataque de pánico, debes saber que no estás solo. Hablar con alguien de tu confianza sobre cómo te sientes puede ayudarte a obtener el apoyo que necesitas para cuidar tu bienestar mental.
Annie E. es una estudiante de secundaria de Virginia y representante juvenil de la Alianza Intersectorial del Centro Nacional para la Salud y el Bienestar de Adolescentes y Adultos Jóvenes de la American Academy of Pediatrics.
3. Use palabras e imágenes para ayudarlo a describir sus sentimientos
La forma de habla sobre la salud mental es muy similar a la forma en que usted y su hijo
eligen un libro. Elija lo que mejor se adapte a su edad y a su desarrollo, y sea la mejor forma de aprender.
La
elección de palabras es importante. Use
palabras y frases que su hijo comprenda y sean precisas. Por ejemplo,
los niños más pequeños pueden identificar si se sienten "felices" o "enojados". Los adolescentes mayores podrían describir sus sentimientos con más detalle con palabras como "alegre" o "ansioso".
Imágenes como palabras. Las imágenes pueden ayudar a su hijo a comunicarle
cómo se siente. Por ejemplo, los médicos les piden a sus pacientes que califiquen su dolor basándose en una escala que consiste en distintas expresiones faciales. Elija en línea el gráfico de sentimientos de su preferencia. Busque uno que contenga caras que expresen una variedad de emociones. Pídale a su hijo que relacione sus sentimientos con la palabra y la expresión facial que corresponda.
Compare. Ayude a su hijo
a identificar sus emociones comparándolas con algo que comprenda. Por ejemplo, el estado del tiempo se puede usar para ayudarlo a describir lo que siente en el cuerpo. Una tarde cálida de sol podría describir la felicidad, mientras que una tormenta oscura podría describir la tristeza.
Haga preguntas simples y abiertas. Solo su hijo puede identificar cómo se siente. Sin embargo, con la ayuda de preguntas orientadoras, puede aprender a compartir sus sentimientos con más facilidad. Preguntas como: "¿Cómo te sientes hoy?", "¿En qué has estado pensando últimamente?", ¿"Qué cambios has sentido recientemente en tu estado de ánimo o en tu comportamiento?" ofrecen un punto de partida para que tanto usted como su hijo se expresen.
4. Brinde confianza y sea proactivo
Dígale a su hijo que está bien pedir ayuda si siente que necesita más apoyo.
Si piensa
consultar a su pediatra acerca de la salud mental de su hijo, invítelo a participar. Permítale dirigir la conversación y desarrollar confianza, y demuéstrele que sus sentimientos y sus palabras son importantes. Asegúrese de mencionar sus preocupaciones y las de su hijo al programar la cita, para que el pediatra sepa que es importante para usted hablar de este tema en la visita.
Prepárese para la visita y piense en lo que usted y su hijo pueden hablar con el pediatra durante la consulta. Por ejemplo:
¿Qué preocupaciones tiene con respecto a la salud mental?
¿Cómo se ha sentido usted o su hijo últimamente? ¿Ha notado cambios en su comportamiento o estado de ánimo o en el comportamiento o estado de ánimo de su hijo?
¿En qué le ha ido bien a usted o a su hijo, y qué problemas ha tenido o ha notado?
¿Usted o su hijo parece ansioso o preocupado, posiblemente triste o deprimido?
¿Muestra una variedad de emociones?
¿Tiene problemas para afrontar situaciones estresantes?
Vaya a la cita con las preguntas que le puede hacer al pediatra. Por ejemplo:
Recuerde que la salud mental es salud
La salud mental de un niño es un aspecto sobre el que se debe conversar de manera habitual durante su crecimiento y desarrollo. Si usted y su hijo se sienten cómodos al hablar de salud mental, es más fácil para todos compartir las preocupaciones y los desafíos relacionados con este tema.
A su pediatra le interesa la salud mental de su hijo y puede hablar con usted sobre sus preocupaciones o colaborar en el desarrollo de un plan para obtener más ayuda.
Más información
Acerca de la Dra. Pereira-Smith
Silvia Pereira-Smith, MD, FAAP, es pediatra de Desarrollo Conductual y profesora adjunta de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur. Su labor clínica se basa en apoyar a niños con trastorno del espectro autista, TDAH y otros problemas conductuales y de aprendizaje, especialmente a aquellos cuyo primer idioma no es el inglés. Es trilingüe (español, portugués e inglés). Además, la Dra. Pereira-Smith es miembro del Comité Ejecutivo del Consejo sobre Desarrollo Mental y Emocional Saludable de la American Academy of Pediatrics.
|
El apoyo para este contenido proviene de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).